Mientras escribo, viernes a media mañana, el Ministerio del Interior está acercando a cinco criminales de ETA a cárceles del País Vasco o próximas a dicha comunidad, que servirán se estaciones de paso antes de su puesta en libertad prematura, acordada con la organización terrorista primero por Zapatero y ahora por su delfín. Con ese propósito ha pactado Sánchez la cesión de la política penitenciaria al ejecutivo vasco, que será el encargado de soltar a los etarras y proporcionarles ‘trabajo’ y sueldo a cargo del contribuyente. Antes de que acabe el año estarán libres los más sanguinarios, la hez de la hez, quienes se mofaban del dolor causado desde el banquillo de la Audiencia Nacional. Ninguno cumplirá su pena.
Algunos