La pandemia del coronavirus se ha manifestado en su mayor brutalidad en el número de muertos que ya se ha cobrado y que sigue creciendo a diario. Un recuento que el Gobierno del tándem Pedro Sánchez/Pablo Iglesias minimiza, oculta o modifica para que no resulte tan devastador a los ojos –bastante legañosos— de una opinión pública que está demostrando tener tragaderas capaces de engullir cuantas ruedas de molino le quieran empapuzar.
También ha sido de lo mas encarnizado el número de contagiados cuya suerte pasada, presente y futura ha dependido de la carga vírica de cada infección y del titánico esfuerzo de la clase médica por darle sanarles. Añádase otro hecho que favorece el desaliento ciudadano: la lentitud en la vacunación