A solo una semana de cumplir 42 años de casado, el ingeniero industrial jubilado Paulino Pérez recuperó este miércoles su alianza de bodas gracias al interés de Elena Araque, la marinera e instructora de buceo que se la encontró en el suelo el domingo. La mujer, que estaba viendo una exposición de fotos astronómica en el muelle Alfonso XII de Cartagena, divulgó la historia en LA VERDAD y en las redes sociales de internet por si el dueño la leía. «A lo mejor otra persona, al darle la patada al anillo, no le habría hecho ni caso o incluso lo habría llevado a una casa de venta de oro para que le dieran equis [euros]. Pero lo de Elena ha sido una honestidad total», elogió este miércoles el propietario de la joya a la mujer, quien se la devolvió en el mismo lugar donde el hombre la perdió en un descuido.
Charo Palao, esposa de Paulino y cuyo nombre de pila está grabado en la alianza, acudió al feliz encuentro y alabó también a Elena por «el esfuerzo y la preocupación de echar una mano a alguien que no conoce, pero que ella piensa que puede estar triste o preocupado por la pérdida». «Y no por el valor material, que para nosotros no lo tiene», razonó Charo, «sino porque es una cosa muy sentimental y que duele mucho extraviar». «Es un resumen de los 42 años de convivencia», concluyó, mientras se fijaba en la fecha del enlace inscrita en las areolas: «10 de marzo de 1979».
Aunque antes de la cita ya le había mandado por teléfono a Elena una foto del anillo de Charo (donde el nombre inscrito es el de Paulino), Paulino mostró físicamente la joya a su 'ángel de la guarda' en el muelle. «Creo que hice bien pidiendo pruebas, porque hubo quien leyó la noticia en el periódico e intentó engañarme, diciéndome que era suyo, pero sin darme datos o dando datos confusos. Paulino, sin embargo, me envió enseguida su DNI y el de su mujer y vi que era cierto que era el dueño», contó Elena, madrileña que reside en Cartagena desde 2015. Y no pudo evitar emocionarse cuando el matrimonio le entregó un obsequio de agradecimiento.
Pudo ser «el gel hidroalcohólico»
Cosas del destino, Charo es también natural de Madrid, donde Paulino la conoció, donde desarrolló su carrera profesional y con quien ha tenido dos hijos y dos nietos. Ya con la alianza en el dedo anular de su mano derecha, Paulino se preguntó «si no fue el gel hidroalcohólico» que se echó al salir de un aparcamiento el que hizo que la joya se le resbalara (efectos colaterales de la pandemia). En todo caso, se confesó aliviado. Su rocambolesca historia había terminado bien. Debidamente protegido por una mascarilla, pero con unos ojos que lo expresaban todo, desde el pesar a la sorpresa y la alegría, accedió a resumir al periodista lo ocurrido, empezando por «el domingo por la mañana...».
«El domingo por la mañana», relató, «salimos a dar un paseo por esta zona y estuvimos comiendo en un restaurante, pero no fue hasta por la tarde cuando en casa, sentado, me di cuenta de que me faltaba el anillo. Revolvimos todo el salón, toda la casa, buscando el anillo, y el anillo no aparecía. Preguntamos en el restaurante y en las cafeterías donde habíamos estado, por si al lavarme las manos en el cuarto de baño se había caído, pero nadie sabía nada. Total, que lo dimos por perdido. Hasta que el domingo por la noche, vi en LA VERDAD la noticia de que en el Puerto de Cartagena se ha encontrado un anillo. Y le digo a mi mujer: 'Mira qué casualidad, otro que ha perdido el anillo en el Puerto'. Abro la noticia y le digo: 'Oye, que no te lo vas a creer. Que en el anillo pone Charo y nuestra fecha de boda. Tiene que ser nuestro anillo, no puede ser otro'. Ya era casualidad que hubiera un Paulino y una Charo en Cartagena distintos a nosotros y con la misma fecha de boda. Y claro, cuando llamé a Elena y le mandé la foto del de mi mujer, vio que era la misma grabación, el mismo tipo letra…».