La final del 3.000 femenino se presuponía lenta en sus primeras vueltas, pero a los 100 metros la israelí Bayoulgn decidió que no sería así. Cambio de ritmo, liderato y ritmo constante para ir calentando las piernas y, de paso, poner en apuros a las últimas unidades del nutrido grupo de doece finalistas.
Lucía Rodríguez se colocó octava-novena, justo cerrando el grupo que mantenía las opciones de medalla. La madrileña de 22 años se pegó como una lapa al tren y así se pasó por el primer kilómetro en 2:56. El segundo siguió el mismo guion y la israelí comandó el grupo 5:55 (2:59 para esos segundos mil metros).
Calma tensa antes de desencadenar la batalla. Una pelea de la que la española empezó a despedirse a falta de 800 metros al perder el adhesivo con la alemana Burkard. El ritmo fue acrecentándose para un final igualado en el que
