Los padres hicieron fortuna con las reformas de Deng Xiaoping. Ahora, los hijos arrasan con negocios vinculados al ladrillo o a las nuevas tecnologías. Y hay una tercera generación en la recámara.
Por la mañana, Liu Chin trabaja como policía de tráfico en Sanya, a orillas del Mar del Sur de China, el "Hawái de Oriente" y la perla turística del libre comercio del gigante asiático. Por la tarde, Liu vende vinos franceses. Posee la distribuidora más importante de una isla con más de nueve millones de habitantes. Por la noche, Liu es el dueño de Saga, la discoteca más famosa de Hainan. Liu tiene 23 años, cuatro casas, un chófer y una especie de guardaespaldas cuya misión es escoltarlo hasta e
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