Por primera vez un partido no nacionalista ganó las elecciones al Parlament, pero el independentismo invistió, otra vez, a un presidente que nadie había votado: Torra, comercial de seguros de quien Puigdemont esperaba absoluta lealtad. Ahora la Justicia ha frenado el penúltimo pucherazo
La agonía de la democracia
En los últimos 9 años el independentismo ha desnaturalizado a la democracia en Cataluña. Referendos ilegales, falsos plebiscitos, burlas a la Ley, intentonas y el penúltimo esperpento de tratar de suspender unas elecciones cuando va ganando el rival. La derrota del independentismo en su principal propósito no ha impedido que la sociedad catalana, y su vida pública, hayan sido profundamente devastadas.
La última normalidad, 2012
Hacía dos años que Artur Mas se había convertido en presidente de la Generalitat. Tras la multitudinaria manifestación de la Diada, reclamando la independencia, y en el contexto de la crisis financiera, el president adelantó las elecciones con la ambición de ganar los 6 escaños que le faltaban para la mayoría absoluta y acabó perdiendo 12, que fueron para