
«Santa Teresa pide un templo y no podemos negárselo», exclamó el obispo de Salamanca, Tomás Cámara, al ver que la iglesia de Alba de Tormes se quedaba pequeña el 15 de octubre de 1898 para acoger a la multitud que se reunió en torno al sepulcro de la fundadora de las Carmelitas Descalzas.

La mística de Ávila y doctora de la Iglesia Católica murió de tuberculosis en esa localidad salmantina en la noche del 4 de octubre de 1582, justo en la fecha en que España cambiaba el calendario juliano por el gregoriano y pasara a ser el 15 de octubre. Sepultada con prisas en el convento donde falleció, al cabo de un tiempo se descubrió con sorpresa que su