Nos enseña el proverbio que la derrota es huérfana, pero la victoria tiene mil padres. Así, este sábado muchos salían de Lasesarre hinchando pecho, desde el míster que buscaba manos para chocar hasta un ariete algo dado al autobombo, pero el verdadero artífice del milagro prefería el perfil bajo, escatimando incluso esa sonrisa de satisfacc

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