
Joaquín García Romero cogió el tranvía a Burjasot el 20 de enero de 1911 sin sospechar que aquella cita sexual le costaría la vida. El exconcejal del Ayuntamiento de Valencia, de 60 años, mantenía desde hacía tiempo relaciones extramatrimoniales con Bernarda Ortolá Femenía. La visitaba a diario en las diferentes casas donde había vivido en la capital valenciana y últimamente en la calle de la Nave, donde ésta residía con Dolores Gimeno Tamarit, a quien hacía pasar por su sobrina y que también complacía sexualmente a García. Pero ese día le habían citado en el vecino pueblo de Burjasot, en el número 11 de la calle Isabel la Católica que le habían animado a alquilar. Le iban a