Los profanos en ajedrez han aprendido con la serie Gambito de dama que la mejor jugada sobre el tablero es aquella que se mantiene oculta hasta los movimientos finales y decisivos. También la importancia de no subestimar nunca las capacidades del adversario, por muy friki y limitado que parezca. Dos premisas que el brillante (aseguran) e impetuoso estratega de La Moncloa, Iván Redondo, no tuvo en cuenta al precipitar la operación Illa. La trompetería victoriosa que ha acompañado el desembarco
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