La noche, el frío y el hielo hicieron que el primer crimen del año en Madrid pasara prácticamente desapercibido en el Poblado Mínimo de Caño Roto. En este enclave del barrio de Los Cármenes, situado a espaldas del parque de la Cuña Verde de Latina, se levantan hasta ocho torres de 13 plantas, prueba de la remodelación de un espacio proyectado en su origen para absorber las infraviviendas construidas en los años 50, a rebufo de la inmigración masiva llegada desde el campo. Ahora, siete décadas después, el tráfico de droga concentra el principal problema de la zona. Y emerge, precisamente, desde las citadas atalayas, donde dos centenares de policías irrumpieron a principios de noviembre para desmantelar el negocio